La Posada Zé Maria, localizada en el santuario ecológico de Fernando de Noroña, es el ejemplo perfecto del confort de los recursos tecnológicos y la preservación ambiental.Situada junto al Morro do Pico, uno de los puntos más famosos de la isla, todo el proyecto fue diseñado para ahorrar al máximo los recursos naturales. El trazado arquitectónico respeta la vegetación primitiva (no se ha eliminado ningún árbol), la piscina en niveles aprovecha el declive del terreno, y las cabañas sobre pilotes evitaninterferir en el curso de agua cuando llueve.

Son en total 21 divisiones: seis departamentos convencionales, 12 cabañas con hamacas en la balcón y vista al mar, y tres cabañas especiales, con bañeras de
hidromasaje y balcones con vista al mar y al Morro do Pico. La decoración es playera y rústica, pero todas están equipadas con teléfono, frigobar, aire acondicionado,revestimiento interno térmico y acústico, y duchas de calentamiento solar (y caldera,combinados).

El jardín cuenta con más de 800 árboles frutales y ornamentales y posee hamacas que se mecen al viento y con el murmullo del mar. En la orilla de la piscina de borde infinitos y en niveles, sobre un enorme árbol de cajú, se encuentra el bar, donde se puede consumir aperitivos, caipirinhas, preparadas con frutas cultivadas allí. La Posada Zé Maria también posee sauna a vapor, gimnasio, barcos para paseos y pesca, cabalgatas y paseos con guías especializados.

El restaurante, decorado con muebles rústicos y piezas de artesanía, se abre en un amplio salón en cuya terraza el huésped puede seleccionar, de la huerta hidropónica, las verduras que desea consumir. La simplicidad de los platos locales, preparados con recetas del mismo Zé Maria, se fusionó con el asesoramiento del consagrado chef Celso Freire (tres estrellas según la Guía 4 Rodas, de Brasil). El variado menú une la frescura
y la suavidad características del clima tropical con verdaderos banquetes coloridos y saludables. El sushi-bar completa el clima zen, preparando delicias japonesas al momento.